
«Desde hace años trabajo en una (novela) que se titula Los Sinsabores del Verdadero Policía y que es MI NOVELA. El protagonista es un viudo, 50 años, profesor universitario, (con una) hija de 17, que se va a vivir a Santa Teresa, ciudad cercana a la frontera con los USA. Ochocientas mil páginas, un enredo demencial que no hay quien lo entienda». —Roberto Bolaño 1995
¡FELIZ DÍA DEL LIBRO A TODOS!
En honor a este día tan especial para nosotros, les presento algunos comentarios sobre la novela que acabo de leer. La recomiendo sin reservas a todos que no sean disuadidos por los siguientes hechos y observaciones.
Winston Churchill, el Primer Ministro del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, dijo alguna vez, «Rusia es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma». En el inglés contemporaneo solemos usar esta descripción independientemente de la política para calificar un asunto como más que meramente perplejo: por ejemplo, «el universo es un acertijo. . .»
Para mí, Los sinsabores del verdadero policía, una de las novela escritas durante los últimos quince años de la vida de Roberto Bolaño, se alínea sin duda a esta descripción. De hecho, casi todas sus novelas son así y especialmente sus más apremiadas. De ésta última, algunos críticos dicen que carece de cierta credibilidad debido a que el mismo Bolaños no la acabó, tal cual su novela 2666. Dicen que las dos fueron editados postúmamente y de allí no demuestran todos los toques maestros que pudieron haber tenido.
El renombrado editor Jorge Herralde de Anagrama dijo esto sobre Los sinsabores del verdadero policïa:
« [La] lectura de la novela nos convence de que estamos ante una obra de una calidad literaria extraordinaria, en el territorio de ‘2666’ y ‘Los detectives salvajes’, es decir, del Bolaño en su mejor forma».
Bueno, ya he leído ocho novelas de Bolaño (trece, si los cinco partes de 2666 son de verdad cinco novelas, como el mismo Bolaño las denominó) y hay tres cosas que me quedan claras que quiero compartir aquí:
- Las novelas de Bolaño casi nunca tienen climax. La historia misma es lo que más le importa al lector. Leer sus novelas es como pasear en montaña rusa: la emoción más intensa se siente durante la trayectoria y no cuando el tren para al final.
- Leer a Bolaño implica pausar, reflexionar, volver a leer y esculcar el texto buscando en vano lo que no se encuentra en ninguna parte.
- Leer a Bolaño es reirse de cosas insólitas, identificar dentro de ti mismo cierta semejanza con algunos de los personajes, desde los más ejemplares hasta los más abyectos. Siento que comprendo más de la naturaleza humana y que, gracias a estas lecturas, estoy dispuesto a aceptar más de ella tal como es.
Si quieren conocer las obras de Bolaño que siguen una cronología, tienen una historia que mantiene su unidad de principio a fin, y hasta llevan un aire de misterio que se aclara dentro de la misma novela, les recomiendo La pista de hielo (1993) y Nocturno de Chile (2000).